Por Miguel Ángel Arrieta
La estridente música de bullanga del sonido local se confunde con el griterío de la turba que busca acercarse a Andrés Manuel. Cientos buscan la selfie. Las manos se atropellan, las voces se desesperan para obtener la atención del presidente y el sudor lubrica las emociones de quienes logran el contacto personal con el Peje.
Domingo en Marquelia, epicentro turístico de playa de la Costa Chica de Guerrero, Las calles de la cabecera municipal son invadidas por turbas de seguidores de López Obrador que llegan de todas las regiones del estado pero particularmente de esa franja costera dominada por el afromestizaje. Los nitos están de fiesta ante la visita de su Tlatoani.
Plaza llena, atiborrada de grupos étnicos entre los que se cuelan personajes de la abigarrada clase caciquil de la región. Obligados a dejar sus Ford F 150 y sus Sierra Denalli de asientos de cuero y climatizadas digitalmente a varias calles de distancia, aguantan apretujones y uno que otro pisotón.
Andrés Manuel saluda y abraza a quien encuentra en su camino. Especialista en desplazarse entre tumultos, pareciera revitalizarse a través de ambientes de carnaval. Se enfila hacia donde la avanzada de la presidencia colocó el presídium y ahí, a unos pasos de llegar al lugar que le corresponde, el presidente se encuentra con el ex alcalde de Acapulco Luis Walton Aburto, precandidato a la gubernatura de Guerrero.
El video capta la efusividad del encuentro; Andrés Manuel extiende su amabilidad hacia el empresario guerrerense y con una mezcla de sorna y jocosidad comienza a voltear hacia los lados expresando con voz elevada: -¿Y Félix?, ¿Dónde está Félix?, refiriéndose obviamente al Senador Salgado Macedonio, otro de los contendientes a suceder a Héctor Astudillo Flores.
“Busquen a Félix, remata con evidente sarcasmo Andrés Manuel, díganle que aquí está Walton”. Quienes le rodean y atestiguan el humor del mandatario nacional pasan del asombro a la carcajada suelta por el detalle del presidente.
El gobernador Héctor Astudillo discreto dos metros atrás de López Obrador, esboza una ligera sonrisa.
López Obrador sella el momento despidiéndose de Walton con un apretón de mano y un recordatorio al también ex senador de la República: -nos vemos pronto.
No es la primera vez que el presidente deja señales que reafirman su cercanía con Walton, de ahí que apenas comenzó a instalarse Andrés Manuel a la cabeza del acto, cuando un mar de especulaciones se regó como rumor incontenible que permeó el evento: -con Walton bromeó y dialogó, y a Félix (Salgado Macedonio) apenas lo saludó rápidamente y le destacó su sombrero calentano, “eso trae mensaje”, considera Lázaro Mazón, amigo de Andrés Manuel y operador político en la Zona Norte de Guerrero.
Los comentarios alborotan a la izquierda agrupada en el proyecto de que Morena gane la gubernatura en el 2021. Para un grupo de legisladores federales y locales que siguieron de cerca el saludo AMLO-Walton, Marquelia pasa a ser una fecha significativa en la que si logran interpretar lo ahí observado, pueden resolver con anticipación de buen navegante la ecuación de la definición morenista.
Si antes del domingo pasado, alguien consideraba que la elección del candidato de Morena puede complicarse debido a que la izquierda guerrerense se encuentra atomizada en un sinnúmero de grupos y reactivadas tribus partidistas, en Marquelia quedó claro que ningún tipo de presión orientada a influir en el ánimo del presidente, trastocará la visión de Andrés Manuel en su proyecto de Cuarta Transformación.
Más allá del escenario nacional, López Obrador conoce los nombres, los personajes, filias y fobias e intereses de cada uno de quienes buscan dentro de su partido la titularidad del poder Ejecutivo estatal para el sexenio 2021-2027.
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