Opinión| La pandemia fertilizada en Guerrero

Por Esteban Valdeolívar S.

Preocuparon los comentarios del gobernador Héctor Astudillo, en el sentido que, «los equipos e insumos contra el Covid-19 no están llegando a los hospitales y no se cometa el error de que queden en una bodega»; lo cual sería verdaderamente criminal, de resultar cierta la advertencia.

Y es preocupante que a una semana de las fechas marcadas de más alto contagio; los cubrebocas, monitores, botas, gel, toallas y cápsulas de traslado, entres otros insumos para atender a pacientes de
coronavirus con una inversión de 64 mdp, el gobernador del estado tenga que hacer un llamado para que,
«entre todos nos ayudemos a que el material comprado llegué a su destino»…lo que quiere decir, que alguien está desviando, guardando o haciendo mal uso de los insumos médicos.

Otra situación apremiante, es que ya estamos en mayo con la «temporada de lluvias encima» y por ningún lado se aprecia el desplazamiento del fertilizante a las siete regiones del estado.
Sin embargo, el humo contaminante y asfixiante del tlacolol, es evidente por lo denso de la bruma que provocan al «preparar» sus terrenos para labrar; «echándole más lumbre al fuego», como si no tuviéramos suficiente con el coronavirus.

Al respecto, hay voces, incluida la del propio subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Miguel García Winder, quien señaló en reciente gira por Guerrero que, «podría haber problemas en la distribución del fertilizante a causa del coronavirus. Atención con este programa que es vital para la agricultura y tranquilidad social en el campo guerrerense;
es mejor hacer una llamada de atención a tiempo para evitar caer en errores que puedan detonar inestabilidad en momentos de crisis económica y agravar la situación de los campesinos guerrerenses.

Mientras tanto, pasan las semanas y en todo el estado, a diario se manifiestan y bloquean calles y carreteras, campesinos, obreros, colonos, prestadores de servicios, desempleados y comerciantes informales, exigiendo ayuda y alimentos para mitigar el hambre, ante la falta de actividad económica.

Es evidente que las autoridades municipales están rebasadas ante la exigencia de una gran mayoría de ciudadanos que la están pasando mal, sin dinero, sin trabajo y sin comida para llevar a casa y alimentar a la familia.

No olvidemos que en Guerrero, el 50-70 por ciento de la población vive en los indicadores de pobreza y pobreza extrema.

Cómo siempre, usted tiene la mejor opinión.

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