Son 54 años ya de aplicación del Plan DNIII-E por parte de las fuerzas armadas para auxiliar a la población.
El 17 de junio de 1966 se dio a conocer públicamente el plan de auxilio a la población como anexo E del Plan de Defensa Nacional número 3, asignándose de esta manera el emblemático nombre Plan DN-III-E que contemplan las fases de prevención, auxilio y recuperación.
Pero esas tareas ya las realizaba el Ejército desde hace unos 94 años cuando en 1926 prestó auxilio a la población afectada por inundaciones en Guanajuato.
Es muy importante recordarlo porque fueron parte de los primeros esfuerzos en materia de protección civil que lo mismo han ayudado en las crisis por sismos, que por lluvias y ahora con el Covid-19, el Ejército que opera este plan DNIII-E, se merece un gran reconocimiento, y por supuesto que la Marina Armada de México también, por la aplicación siempre solidaria del Plan Marina en auxilio de todos nosotros los civiles.
Es a partir de las acciones de protección civil que realiza el Ejército que se van teniendo claros todos los frentes en que hay que combatir los desastres naturales o las contingencias.
Uno es el financiero y por ello en 1996 es creado el Fondo Nacional de Desastres Naturales dentro del Ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación y posteriormente en 1999 se emitieron por primera vez sus reglas de operación, esto fue dos años después del huracán Pauline, de triste recuerdo para Acapulco, ya que arrasó con vidas humanas, casas, infraestructura urbana e hidráulica.
A muchos se les olvida pero luego del huracán Pauline se tuvieron que rehabilitar las instalaciones hidraúlicas de Acapulco hace 23 años, entre éstas la planta potabilizadora del Cayaco que por ahí algún desinformado le dijo a la alcaldesa Adela Román que tenía 25 años sin inversión ¡y hasta se lo han puesto en dos boletínes de prensa! -uno el año pasado y otro apenas ayer- repitiendo la misma barrabasada y lo peor, poniéndolo en boca de la presidenta municipal.
Hace 23 años la planta pasó por una rehabilitación por los estragos del Pauline, luego hubo otra intervención en dos etapas entre 2008 y 2009, y la más reciente fue la automatización luego de Ingrid y Manuel, inversiones sin las cuales la potabilizadora no hubiera aguantado un cuarto de siglo operando.
Amén de que las maniobras de la CFE y de mantenimiento se hacen cada año quiérase o no, debido precisamente a la turbiedad en el río Papagayo cada temporada de lluvias, algo que todo acapulqueño conoce, menos los detractores con piel de colaboradores incrustados en la nómina de Adela Román Ocampo para ponerle el pie y empinarla a la crítica.
Pero retomando el tema, es importante que así como el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo a bien hoy dar un merecido reconocimiento al Ejército por la aplicación del Plan DNIII, debe aceptar que el Fonden ha sido una herramienta que no solo ha reconstruido la infraestructura afectada por desastres naturales, sino que a través de esa sobras también ha contribuido a mitigar el desempleo y reactivar la economía generalmente afectados cuando éstos suceden.
Si el tema para insistir en desaparecerlo es la corrupción que hubo y el miedo a que la siga habiendo en este gobierno de la Cuarta Transformación, ésta no se resuelve mirando para atrás solamente para señalar o recordar que la hubo, si vas a ver hacia atrás hazlo para presentar las respectivas denuncias y las pruebas ante las instancias correspondientes y que se apliquen las debidas sanciones. ¡Eso es combatir la corrupción! Todo lo demás, es mercadotecnia barata.
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