Por Jesús Lépez Ochoa
La anunciada solicitud de renuncia a los directivos de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA), y de la directora de Ecología municipal debe verse como lo que es: una desesperada maniobra de salvación política de la alcaldesa Adela Román ante una clara muestra de que al presidente Andrés Manuel López Obrador no puede, ni debe, intentar tomarle el pelo.
En todo este asunto no hay que perder de vista en ningún momento que el suministro de agua potable y el vigilar que no haya derrames de aguas residuales a la bahía son responsabilidades del Ayuntamiento y la CAPAMA cuyo Consejo de Administración es presidido precisamente por la alcaldesa.
La supuesta “limpia” en el organismo operador del agua no es obra de ninguna repentina “lucha anticorrupción” a dos meses y medio de cumplir dos años en el gobierno municipal por parte de Adela Román.
El mérito en todo caso sería de la directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) Blanca Jiménez Cisneros.
La denuncia penal que la Conagua puso ante la Fiscalía General de la República por el delito de daño ambiental en perjuicio de la sociedad acapulqueña y de la federación por el vertimiento de aguas residuales a la bahía de Acapulco el pasado 25 de junio fue el cubetazo de agua fría en la cara, el golpe de realidad que obligó a Román Ocampo a tomar medidas.
En esa ocasión el director de la CAPAMA Leonel Galindo argumentó: “No hay descargas residuales, lo que está ocurriendo, repito, es agua de la lluvia que está bajando todo lo acumulado durante el periodo de sequía, el periodo de estiaje; lo está bajando, es la primera lluvia fuerte en todo Acapulco y aquí está, lo estamos constatando en vivo y en directo”.
Mientras que el secretario general del Ayuntamiento Ernesto Manzano Rodríguez dijo según el boletín de prensa oficial que “un dique de arena impedía la salida del agua y al colapsar, por la presión de la fuerte corriente pluvial que bajada, se observó el ingreso de agua turbia a la bahía, producto de los sedimentos arrastrados desde las partes altas del anfiteatro”.
Lo malo es que una ingeniera ambiental con maestría en control de contaminación y doctorado en tratamiento de agua residual y reúso como la titular de la Conagua es muy difícil de engañar con esos pretextos que no pasaron el tamiz de las pruebas de laboratorio, y terminaron en la correspondiente denuncia penal.
Es obvio que al tratarse de la consecuencia de un video viral que dio la vuelta al mundo en plena emergencia sanitaria y tratándose del municipio más importante gobernado por Morena en el estado de Guerrero y uno de los que más votos le dio a ese partido según la propia Adela Román, la presentación de la denuncia penal debió si no llevar el visto bueno, al menos ser del conocimiento previo del presidente Andrés Manuel López Obrador quien no puso objeción.
El mensaje es: ¿Actúas tú o lo hago yo?, y llega en el contexto de la desaprobación de casi 7 de cada 10 acapulqueños a la gestión de Adela Román.
Los que se van
¿Quiénes son la directiva de CAPAMA? El director general Leonel Galindo y su gente de confianza como son el director técnico Jorge Sánchez Rodríguez y el director operativo Alfonso Clavel Espinobarros.
Luego está la gente que responde a la alcaldesa como son el director comercial Andrés Manzano, hermano del secretario General del Ayuntamiento, la directora de Finanzas y Administración Marlene Estrada Lozano (quien quedó en lugar de Isidro Juárez Ponce), y la directora de gestión ciudadana Blanca Godoy ¿Le suena el apellido?
Si no le piden la renuncia quedaría a cargo del organismo en lo que se designa a un nuevo director general el contralor Adalid Cruz López, hermano del diputado local de Morena Carlos Cruz López.
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