Por Jesús Lépez Ochoa
Era simpática y tierna la imagen. Unos bebés de diferentes tonos de piel tomados de espaldas agarrándose de un barandal que parecía de algún mirador de la avenida Escénica viendo hacia la espectacular bahía de Acapulco.
La postal era parte de una campaña de promoción llamada “Hechos en Acapulco” con la que se buscaba atraer a los lunamieleros y a todas aquellas personas nacidas luego de un viaje de sus papás a este puerto.
Si mal no recuerdo fue a mediados de los años 1990 y no recuerdo al autor de la campaña que provocó tremenda polémica porque los bebés fotografiados de espaldas estaban desnudos y no faltó quien señalara que se promovía la pederastia muy en auge, hay que decirlo, en aquella época.
El órgano de promoción era el Fondo Mixto de Promoción Turística, luego se llamó Oficina de Convenciones y Visitantes, que después de varias polémicas y auditorías por el mal uso de los recursos y los pésimos resultados finalmente se convirtió en el Fideicomiso de Promoción Turística que conocemos ahora, pero siempre ha tenido un consejo técnico responsable de autorizar las campañas.
Recuerdo esa campaña a colación de “Mom, I´m in Acapulco” con mucho menor ternura dirigida al segmento de mirreyes en la que el uso de máscaras bondage asociadas con prácticas sexuales y la frase de que en Acapulco no hay reglas, desataron críticas en el mismo sentido.
Pero más que la sexualidad implícita en toda publicidad, detonó el enojo que se promueva un lugar sin reglas para vacacionar en medio de una pandemia que no ha sido controlada, en un puerto en el que los servicios de hospedaje operan al 30 por ciento y los centros nocturnos no han sido autorizados para abrir al continuar la emergencia sanitaria por el Covid-19, en la cual hasta para el sexo hay que reforzar precauciones, sobre todo en relaciones casuales, espontáneas o promiscuas. De reventón vaya.
El gobernador Héctor Astudillo Flores dejó ver que estaba lo que le sigue de enojado en un tweet en el que calificó de “inoportuna, insensible e imprudente” la campaña, y etiquetó a todas las dependencias y organismos involucrados en la promoción turística.
Y es que la campaña ya había sido presentada con éxito desde enero en la Feria Internacional de Turismo en Madrid, España, y ante las medidas por la emergencia sanitaria se había elaborado una versión diferente que es la que debió haberse subido a las redes sociales por parte de la Secretaría de Turismo del gobierno federal.
Al parecer nadie se tomó la molestia de supervisar que el cambio de material se concretara ni dio seguimiento a su publicación por parte de la Sectur federal, ante lo cual hubiera podido bajarse a tiempo antes de convertirse en tendencia negativa en Twitter.
Ante ese relajamiento que terminó en un verdadero desastre ha trascendido que los directivos del Fideicomiso Proturismo como son su presidente Pedro Haces Sordo y el director Abraham Garay salieron de la confianza del gobernador al no tomar en cuenta al comité técnico que toma las decisiones en el fideicomiso que maneja el dinero del impuesto al hospedaje que pagan los turistas y que incluso ha solicitado sus respectivas renuncias.
Pero no basta la renuncia, si bien el Fideicomiso es manejado por los hoteleros los gobiernos estatal y municipal deben asumir su rectoría y los órganos fiscalizadores estar pendientes de su manejo, ya que finalmente son recursos que se pagan a través de impuestos como el room tax y el Proturismo los que los representantes de la iniciativa privada administran y deciden en qué gastar por todos los acapulqueños. Es dinero público.
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