Opinión| Una tercera vía para Guerrero

_Por: Celestino Cesáreo Guzmán._

Lejos de lo que algunos opinan, el 2021 será un año donde el Partido de la Revolución Democrática consolidará su presencia en Guerrero. El piso tan bajo que le dan algunas encuestas no refleja las fortalezas del Sol Azteca en las regiones.

Baste recordar que el PRD viene de un proceso exitoso de afiliación y un terso relevo de sus estructuras de dirección. En la elección de julio de 2018 obtuvo 22 ayuntamientos, siete diputaciones locales y una diputación federal. En Guerrero hubo un voto diferenciado, sí a favor de Andrés Manuel López Obrador, pero también a favor de los liderazgos del PRD en las regiones.

No podemos dejar de mencionar algunos factores que incidirán en la elección del 2021: El comportamiento en las urnas durante las elecciones intermedias baja respecto a la elección presidencial; la prevalencia de la epidemia por Covid inhibirá la participación ciudadana. Esto quiere decir que los partidos políticos tienen que reforzar sus estructuras, consolidar su militancia.

Aunque las redes sociales y las tecnologías de la información y la comunicación serán importantes en la nueva realidad que marcará las campañas políticas, las elecciones se ganan en tierra, con gente de carne y hueso y no con likes, como ha dicho la estratega Gisela Rubach.

El tema de las alianzas entre partidos tendrá que procesarse escuchando a la militancia y la sociedad civil, y no sucumbir al canto de las sirenas. Porque hay sumas que restan.

En 2018 hubo un éxodo de personajes que abrazaron el proyecto lopezobradorista, se fueron los hombres, pero se quedaron los principios y las banderas de lucha.

Los errores que cometieron en su momento hoy se pretende adjudicarlos a la generación que los ha relevado en el Sol Azteca, es notorio que muchos de ellos se fueron con sus vicios, y hoy han sumido en la confrontación permanente a ese y otros partidos.

Sin embargo, más allá de los intereses naturales de la lucha política, se tiene que reconocer las coincidencias con el Gobierno de la República que encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien orienta los presupuestos y acciones de gobierno a favor de la gente. Quien tiene un estilo que no termina de gustar pero al final es el cambio que avala la gente. En tales condiciones difícilmente se puede estar en desacuerdo con quien pretende limpiar la casa aún cuando a más de uno no le guste la escoba.

El camino de la recomposición de los perredistas tendría que pasar por reconocer las naturales coincidencias con muchos de estos cambios. Y en esa ruta acompañar y hacer causa común hacia los nuevos paradigmas, sobre todo en lo que signifique una oportunidad para el desarrollo de nuestra entidad y nos acerque a la justicia social.

Ser apoyo y oposición de estos cambios tienen que darse de manera natural al provenir ambas expresiones políticas del tronco de un mismo árbol: la izquierda en el país y los movimientos sociales.

Sería un despropósito reproducir desde la nueva composición de las cámaras, el gobierno del estado y los municipios, la confrontación que plantean algunos gobernadores que amagan con abandonar la Conferencia Nacional de Gobernadores.

Pero coincidir no debe interpretarse como transigir, en los meses que vienen los perredistas tendremos que diferenciarnos de las notorias incongruencias de la Cuarta Transformación como lo expresara en su momento el secretario Toledo, ejemplo de ello son los casos Emilio Lozoya y Pío López Obrador. Como resuelva estos dos hechos, marcarán el gobierno del actual titular del Poder Ejecutivo.

En Guerrero sus funcionarios federales han cometido errores en la operación de sus programas y dejaron dudas sobre los manejos financieros del programa de fertilizante que a la fecha no han sido resueltos.

Algunos de sus legisladores locales han dado muestras de un conservadurismo que va en contra de los intereses de los guerrerenses.

Y las luchas internas en ese partido por la candidatura son estridentes y cruentas; una mala gestión de la economía y el elevado costo en vidas de la epidemia, son elementos que pesan también a la hora de evaluar a Morena en las urnas.

Para salir avantes, los perredistas de Guerrero tenemos que construir una tercera vía que nos aleje de los extremos en que se debate el país: un régimen de corrupción, injusticia e impunidad que colapsó en 2018 y de la visión centralista, única, que ha convertido a los guerrerenses en clientela de los programas asistenciales pero que los excluye del proyecto nacional de desarrollo.

Tenemos que construir la vía que nos permita la más amplia coincidencia con partidos, organizaciones y personajes, dispuestos a generar una nueva clase política y una visión del estado de Guerrero a largo plazo.

Para ello el PRD requiere candidatos con perfiles que generen confianza, que pueda convertirse en eje aglutinador de partidos y ciudadanos, limpios, sin mancha, sin señalamientos, que convoquen a los guerrerenses a través de propuestas viables y señalen la ruta que seguirá Guerrero en las próximas décadas.

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