Jorge Martínez Dionicio|Enterado
Chilpancingo, Gro., domingo 23 de agosto del 2020.- Tiendas cerradas, personal limitado, restaurantes sin servicio y la escasa gente que camina en Galerías Chilpancingo, es lo que se pudo observar durante este fin de semana en uno de los pocos lugares que existen en la capital para la distracción de las familias, algo que califican los propios empleados como “las secuelas del Covid-19”, que ha dejado a su paso desempleo y crisis económica, tanto para empresarios como para los trabajadores.
Manuel, uno de los empleados de Cinépolis que se ubica en ese centro comercial al sur de la capital indicó que únicamente se encuentran trabajando 15 de 35 empleados con los que contaban solamente en el área de venta de productos.
“No hay gente, está todavía muerto, nosotros por ser los de más antigüedad nos dejaron, pero muchos compañeros se quedaron sin trabajo, algunos incluso le entraron a la albañilería, supe que otros que estudiaban se fueron a sus lugares de origen porque ya no se pudieron mantener aquí en la ciudad”, dijo. Cabe senalar que tanto los cines como los restaurantes tienen la autorización de operar con una ocupación mínima del 40%.
En un recorrido realizado, se pudo constatar que había tiendas boutiques y locales colocados en el pasillo central quebrados, cerrados al público.
Además las tiendas de comida Subway, Beefers (carnes al carbón), Burger King, Tecuán y un negocio de tacos que también estaba establecido en la zona de restaurantes.
En la opinión del empleado del cine entrevistado, la actual pandemia por el Covid-19, desde el mes de abril, comenzaron a despedir a sus compañeros y es la fecha en que varios de ellos siguen sin empleo.
Actualmente las cifras por el Covid-19 hasta este domingo marcan 14,105 personas contagiadas en todo el estado, 1,630 de estas han fallecido a causa de esta enfermedad.
La esperanza de los empleados es que la pandemia cese pronto, debido a que los contagios siguen y algunos corren el riesgo de ser despedidos.
“Ojalá y esto acabe pronto”, expresó el empleado del cine, quien dijo que para ser fin de semana había sido un día pésimo a pesar de que ya se había determinado que únicamente podían ingresar al 30 por ciento de la capacidad de los visitantes a las salas.
“Sabíamos que iba a entrar poca gente, pero vimos mucho menos de lo que esperábamos”, sostuvo.
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