Por Jesús Lépez Ochoa
Ahora sí que el envío de Salomón Jara Cruz como delegado del Comité Ejecutivo Nacional de Morena fue una decisión “salomónica” de Mario Delgado.
Solo una persona con oficio político y sin intereses en Guerrero podría tejer la unidad entre personajes confrontados en una guerra constante de quejas y denuncias ante los órganos partidarios e instancias electorales para hacerse pedazos.
En lograrlo le va la posibilidad de volver a competir por la gubernatura de Oaxaca, donde el senador sigue haciendo trabajo político al alimón con su nuevo encargo de constructor de la paz y la unidad entre el morenismo guerrerense.
El primer paso fue en firme: comenzar por los de casa. Ahí, entre los aspirantes que son fundadores, militantes, o autoridades emanadas de Morena que fueron y son leales a Andrés Manuel López Obrador y a la Cuarta Transformación que él impulsa es donde debe comenzar la cohesión.
Estuvieron Adela Román, Félix Salgado Macedonio, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, Arturo Martínez Núñez, Rubén Cayetano García y Marcial Rodríguez Saldaña.
Es el paso lógico. No iba a reunirse primero con quienes fueron adversarios en la pasada elección donde levantaron la mano al panista Ricardo Anaya y ahora sin ningún rubor se acuerdan que son amigos de López Obrador.
Lo menos que Jara desea, seguramente, es que suceda como en su aliado el Partido del Trabajo donde los externos como Beatriz Mojica y Sebastián de la Rosa por considerarse amigos del dirigente nacional Alberto Anaya intentan avasallar, y tal vez lo logren, al coordinador Victoriano Wences Real y a los órganos estatales conflictuando el proceso interno e incluso la coalición con Morena.
A ellos, a los de casa, les informó lo que ya le habíamos adelantado la semana pasada en Médula, que habrá una reunión en el CEN para intentar una candidatura de unidad y de no haberla se irán a la encuesta. Esto después de que en esta semana salga la convocatoria para que se registren formalmente como aspirantes a la candidatura a gobernador en la que está claro, no debe haber amiguismos porque es uno de los vicios que el presidente y su Cuarta Transformación quieren desterrar.
Por separado, como para no mezclar el agua con el aceite, Jara también platicó con los externos Beatriz Mojica y Alberto López Rosas. Dijo que a los demás los buscaría luego.
Y es que su agenda estaba apretada, ya que también se reunió con aspirantes a alcaldes y diputados, por supuesto, de casa. Los chapulines, que son muchos de todos colores y aspiraciones, que hagan fila mientras saltan, a lo mejor encuentran la vergüenza que dejaron en sus anteriores partidos.
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