Por Jesús Lépez Ochoa
Negar que existen personas con necesidad de un pedazo de tierra donde habitar sería tan irresponsable como afirmar que toda invasión de terrenos es realizada por quienes buscan desesperadamente un techo para sus familias.
En Guerrero como en todos los estados de la República existen personas en condición de pobreza por carencia de calidad y espacios de vivienda, es decir, que no tienen donde vivir o residen en lugares con muy malas condiciones para habitar.
Aunque es una de las carencias sociales que entre 2018 y 2020 mostraron una baja en los indicadores del Consejo Nacional de Evaluación de la Política en Desarrollo Social (Coneval) en nuestro estado, es insuficiente.
En ese par de años el número de personas pobres por no tener una vivienda pasó de 2 millones 53 mil a 2 millones 3 mil guerrerenses.
¡Imagínese que todos ellos invadieran predios! Claro que no es así. Los vivales que aprovechan esa carencia siempre han existido. Algunos han sido regidores, diputados y demás cargos en los que juran cumplir, ¡y hacer cumplir la Ley!
Aunque no es la fauna política la única que ha depredado el entorno en el Parque Nacional El Veladero, la principal reserva ecológica de un Acapulco cada vez más impactado por la mancha urbana.
Por ejemplo, hace algunos años en la avenida Escénica hubo una invasión simulada con casitas de madera vacías instaladas a recomendación de un despacho jurídico que litigaba con otro la propiedad de los terrenos.
Hace un par de días autoridades de los tres niveles de gobierno en un impresionante operativo encabezado por el fiscal Jorge Zuriel de los Santos Barrila y el secretario de Seguridad David Portillo Menchaca efectuaron el desalojo de una invasión arriba de la colonia Chinameca.
No hubo enfrentamientos porque se trataba de una “colonia fantasma” de casitas deshabitadas y sin muebles, pero eso sí, en la que se construyó y se pintó una barda perimetral y se abrieron caminos con maquinaria pesada.
También se pintó en una barda el logotipo del partido político Morena y la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador, tal vez como escudo por tratarse de delitos federales la invasión y el ecocidio ahí cometidos.
Pienso lo anterior por lo deshabitado del sitio que evidencia que a los invasores no les interesaba el capital político, sino el capital económico que representan esos predios con una excelente vista a la bahía de Acapulco.
También porque es casi una ley en política maximizar la ganancia. ¿Qué político se resistiría a matar dos pájaros de un tiro ganando seguidores y dinero al mismo tiempo vendiéndoles a ellos mismos los terrenos y cobrándoles por todo?
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