Opinión| La última semana

Por Misraim Olea Echeverría

Héctor Astudillo Flores arrancó su última semana de gobierno como gobernador del estado de Guerrero. Y lo hizo con el sello característico de su administración, entregando obras de impacto para el estado.

Podría pensarse que el puente que conecta a Puerto Marqués con Revolcadero es una obra irrelevante, pero conectar tres puntos turísticos importantes detonará significativamente la economía de la zona, lo que ayudará, aprovechándolo adecuadamente, a generar mejores condiciones de desarrollo para sus habitantes.

Héctor Astudillo, como no se había hecho en otros cambios de gobierno, ha llevado una serie de reuniones de entrega recepción en las que informa la situación que guarda cada área de su gobierno, pero además entrega informes pormenorizados de cómo recibió, cómo entrega, cuáles son las dificultades y las rutas de solución que se encontrará la gobernadora electa. Astudillo visualiza el problema y da la solución.

Sin lugar a dudas la movilización de trabajadores en el estado ha sido de las situaciones más complicadas que ha vivido el gobierno saliente de Astudillo Flores ¿quién diría que los beneficios que otorgó esta administración a los burócratas serían los mismos que movilizarían a la gente en su contra?

No es un secreto el reconocimiento que los líderes sindicales y trabajadores basificados del gobierno del estado tienen por el gobernador; este ha sido demostrado en diferentes actividades y eventos.

Y no es para menos, el primer compromiso cumplido de Héctor Astudillo con la clase trabajadora fue el pago del bono sexenal en diciembre del 2015, bono que nuevamente exigen y que Astudillo pagará de nuevo, siendo así el único gobernador que lo paga en dos ocasiones.

En el caso de las y los elementos de la Policía del Estado de Guerrero, estos se ubican en el tercer lugar nacional de los mejor pagados y es necesario resaltar que lo que exigen en este momento son viáticos que les pagan por adelantado y no su salario.

Las marchas, plantones y manifestaciones tienen orígenes distintos y mensajes igual de distintos; mientras que unos desde lejos dan la espalda y esperan que Troya arda, otros muestran el músculo a la nueva administración y unos más, ya encarrerados aprovechan el río revuelto para sacar beneficios personales.

Así es Guerrero, con sus altas y sus bajas. Por 6 años tuvimos a un gobernador comprometido y decidido a resolver la problemática, lo hizo y lo hará hasta el final. Astudillo se va, la administración 2015-2021 termina, pero Guerrero seguirá sin ser Disneylandia, quien no lo vea, quien no lo entienda, en problemas está.

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