Médula| Nadie está seguro en Acapulco. Pero cállese como en Cancún

La alcaldesa Abelina López Rodríguez canceló las garantías para ejercer el periodismo en una zona de riesgo como es Acapulco, al azuzar a colonos contra reporteros que le preguntaban sobre la violencia en el puerto

Por Jesús Lépez Ochoa

El fotoperiodista Alfredo Cardoso fue agredido a balazos y es la propia alcaldesa de Acapulco Abelina López Rodríguez quien propicia la violencia contra los reporteros al confrontarlos con colonos uno de los cuales golpeó por la espalda a la periodista Karina Contreras del periódico El Sur.

Cardoso fue sacado de su casa en la colonia Loma Bonita por sujetos armados.

Leyó bien. No se lo llevaron de la calle, ni de la Costera donde se han recrudecido los asesinatos a tiros. Tampoco de la Central de Abastos donde incendiaron esa misma noche 20 puestos de comerciantes. ¡Lo sacaron de su casa!

El mensaje es brutal: No hay sitio seguro para nadie.

En Acapulco no solo está vulnerado el espacio público, también el más íntimo lugar donde se desarrolla la institución base de toda sociedad como es la familia ha sido ultrajado.

Ya no hablemos de los puestos quemados o de los ataques a balazos en la Costera que la alcaldesa considera que los medios deben callar como de manera desinformada afirma que lo hacen en Cancún.

Habría que recordarle a la alcaldesa que tiene Maestría en Derecho que el de libre expresión comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, y que no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley.

Evidentemente lo ha olvidado porque hablamos de que cuando la delincuencia vulnera el hogar de un comunicador para sacarlo y darle nueve balazos, la primera autoridad del municipio dice a los reporteros que se callen respecto a la violencia en Acapulco y, no solo eso, ¡los confronta con colonos que agreden a otra periodista!

El asunto no es un simple exabrupto. Vulneró el derecho humano a la libertad de expresión de los reporteros y la alcaldesa se exhibió a sí misma como una autoridad que evidentemente abusa de su poder al pretender tratarlos como si fueran sus empleados y que les grita de manera autoritaria y fuera de sí: ¡Tómale la nota!

Por si fuera poco también los confronta con personas que se convierten en un espontáneo grupo de choque contra la prensa poniendo en riesgo su integridad física. Personas que supuestamente se manifestaban por la falta de agua pero se deshicieron en elogios para la presidente municipal y descalificaciones para los reporteros que habían acudido para difundir su «protesta».

No es un exabrupto, la alcaldesa acaba de cancelar de facto las garantías para el ejercicio periodístico en un sitio de riesgo como es Acapulco, se constituyó en una autoridad que al contrario de hacer valer las libertades constitucionales azuza contra la prensa al verse incapaz de responder cuestionamientos, y que pretender endosar a los medios la responsabilidad de la seguridad que a ella se le confirió apenas al iniciar este mes.

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