Por Kenia Guzmán Pérez.
Acapulco vive su peor crisis histórica como puerto turístico, que pasó de ser de los primeros destinos, a ser de los «recomendados» pero para no ser visitado por el turismo extranjero y de mejor calidad.
Como si en los últimos años le hubieran caído las plagas bíblicas o la llegada de algunos de los cuatro jinetes del Apocalipsis, Acapulco no se recupera desde hace años, pero todo se agravó poco después del mes de octubre de 2021, comenzando por las toneladas de basura y desechos orgánicos que se acumulan en los miles de puntos contaminantes, que parecen no tener fin nunca.
El haber comprado más de 35 camiones nuevos de basura no sirvió de nada. La basura igue igual. El haber cambiado de funcionarios en Saneamiento Básico tampoco resultó. La basura ahí sigue sin recogerse de manera puntual ni eficiente. Por donde quiera que vayas se ven las montañas de basura pestilente que forman ríos de agua sucia.
Pero tal vez, el punto más importante y por lo que se quejan los habitantes acapulqueños y han bloqueado calles y avenidas, es por la falta del agua potable en sus hogares.
Colonias del centro como la Progreso y La Fábrica, que nunca habían tenido esos problemas de surtimiento del agua, hoy lo enfrentan. Así como en las colonias de la avenida Farallón, Garita, La Laja, Quebradora, la Y Griega, entre otras del anfiteatro, se encuentran en las peores condiciones que nunca antes habían vivido con el vital líquido.
Pero ¿Cuál es el verdadero fondo de la problemática del agua?. Algunos opinan que es debido a que los sistemas Papagayo están obsoletos. Otros dicen que no hay agua en los ríos. Unos aseguran que la red del agua potable y alcantarillado ya no dan para más porque colapsan por donde quiera con fugas dificiles de reparar.
Pero algunos señalan que todo es debido a la gran corrupción que existe en el manejo operativo y administrativo de la Capama.
También opinan que toda esta ausencia del líquido va encaminado a una privatización del agua en Acapulco, donde la venta del agua se está dejando a las empresas particulares que desde hace algunos años operan y cada día salen más, en menor escala, pero que su intensión es muy clara: controlar el abastecimiento del agua en Acapulco.
Pero tal vez el turismo extranjero desconoce (y poco le importa) que en Acapulco no haya agua y esté lleno de basura. Lo que le importa es el alto grado de inseguridad y violencia que ha llegado a las zonas de alto turismo como son las playas y la Costera.
Las balaceras y ajustes de cuentas siguen estando al día por todos lados en Acapulco. Los muertos, encajuelados, descabezados o destazados siguen apareciendo aquí y allá. Ya no se sabe donde aparecerán: si en las colonias populares, en la zona rural, en la Diamante, Caleta y hasta en La Roqueta.
Razón por la cual, el turismo extranjero gringo y europeo, optan por otros destinos turísticos.
Dificil panorama nos dejan nuestras flamantes autoridades municipales y estatales ante un clima de violencia que no termina desde hace 16 años. A eso (la violencia e inseguridad) los acapulqueños ya se acosumbraron. A vivir sin agua y entre la basura, ¿también lo harán?. Se los dejo de tarea.
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