Por Celestino Cesáreo Guzmán
El PRD, el partido que nació como la más amplia unidad de las izquierdas hace 33 años, se enfrenta en el 2024 al reto de conseguir los suficientes votos para conservar su registro.
Muchos de sus fundadores emigraron hacia el espejismo de una supuesta izquierda que devino en un acendrado autoritarismo donde la voluntad de un solo hombre, convierte la división de poderes (en particular el Legislativo), en un enunciado teórico.
El actual presidente de la República, se ha empeñado en desaparecerlo. Y los dirigentes nacionales no hacen mucho por que el PRD prevalezca. Pero el PRD resiste, gracias a los liderazgos regionales que no se fueron con el canto de las sirenas.
La diáspora de lideres, quienes sin duda aportaron a los cambios que ensancharon las avenidas por donde transita la democracia en el país, generó una crisis al Partido del Sol Azteca, pero también abrió la puerta para su refundación, para un relevo generacional. Para concretarlo, se requiere de la madurez y humildad de los dirigentes del grupo que lo domina quienes deben dar paso a una nueva generación y asumir que su hegemonía fracturó al partido y lo colocó al borde de la extinción.
Hay una máxima que señala que una crisis tiene un componente de riesgo y otro de oportunidad. Saber dilucidar entre ambos para sortear los innegables peligros y aprovechar las fortalezas y oportunidades, abre paso al resurgimiento del Sol Azteca.
Por ejemplo: hace años que el PRD no comunica nada, a la fecha ya no es claro qué causas encabeza, y su alejamiento de los movimientos sociales lo hacen un partido poco atractivo para el electorado. Es urgente modernizar al PRD. Ponerlo al día.
Las dirigencias han dejado a un lado la formación de cuadros y el relevo generacional en todos sus órganos de dirección.
A pesar del peligro de extinción, sigue la rebatinga por el control de las candidaturas y sus prerrogativas.
El PRD es un partido con historia, el país no podría entenderse sin sus aportaciones.
Gracias a la lucha del PRD, pasamos de un régimen autoritario, monolítico y de partido hegemónico, a un sistema político que reconoce y alienta la pluralidad, los derechos ciudadanos, la libertad, la tolerancia y la convivencia pacífica entre las mayorías y minorías.
Este logro por cierto hoy está bajo asedio. Esta debería ser una razón de existir del PRD.
Si queremos sobrevivir en el futuro inmediato, debemos ser autocríticos, ir al encuentro de los ciudadanos que aspiran a un México democrático, progresista, incluyente, más seguro y con mayor justicia social.
Por ello en su aniversario 33. Se hace necesario un llamado, acaso de los últimos. Para hacer un alto y tomar la mejor decisión política en la ruta del 2024.
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