Por Celestino Cesáreo Guzmán
La elección de 2024 estará determinada por las coaliciones electorales, y la forma en que se enfrenten y resuelvan los procesos electorales de 2023 en Coahuila y el Estado de México, nos darán la medida en que los dirigentes de estos partidos políticos están leyendo la circunstancia actual.
Para dar cauce al proyecto de país que necesitamos, se tienen que intentar nuevos esquemas, como son las alianzas totales y los gobiernos de coalición.
Partamos del hecho de que el margen de votación después de la histórica elección de 2018 se cerró en 2021, en consecuencia, lo que hemos vivido en estos años recientes, es un desencuentro entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Está demostrado en sexenios recientes, lo inviable que resulta un gobierno legítimado por una votación precaria, como lo es que el hecho de que tan sólo el 30 por ciento del padrón puede elegir al Presidente, pero negarle la mayoría en las cámaras, lo que lo llevará a ejercer un gobierno acotado que no logra sacar sus reformas.
Y no podemos decir que los resultados de estos gobiernos debilitados sean buenos, más bien denotan la incapacidad de establecer acuerdos que den al país certeza de estabilidad.
Por supuesto que no será fácil despojar del imaginario popular la figura paternal, omnipotente, eje del sistema político y parte de nuestra idiosincracia.
La historia nos muestra la presencia de épicos tlatoanis: Moctezuma, Cuauhtémoc, un fallido intento de imperio con Maximiliano de Hasburgo; la imborrable huella de los libertadores Hidalgo, Morelos, Guerrero; la prolongada dictadura de Porfirio Díaz, la fuerte presencia de jefes revolucionarios como Villa, Zapata y Madero, hasta el dominio hegemónico que por décadas ejerció el Revolucionario Institucional con fuertes figuras paterrnales.
El gobierno de coalición ya está plasmado en la Constitución desde 2014, en él, el Senado tendría la responsabilidad de avalar un gabinete plural, como parte de este esquema que impulsan las fuerzas de oposición en el país.
Las semanas que vienen serán definitorias. Si el PRI, el PAN, el PRD y MC optan por ir solos en 2023 y 2024, estarán firmando una derrota anticipada, frente a Morena, que desde ahora ya perfila sus propias alianzas como lo hizo en 2018 y 2021, con PT, el verde y otros de menor talla.
La puerta no está cerrada, sobre todo cuando en esencia, la política es la oportunidad del diálogo y el acuerdo en pro del bien común. Veremos.
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