Por Celestino Cesáreo Guzmán
El proceso electoral de Brasil en su segunda vuelta, devino en una polarización entre la izquierda del Partido del Trabajo que lleva a Luiz Inácio Lula da Silva como candidato; y la derecha, representada por el Partido Social Liberal y el conservador Jair Messias Bolsonaro.
La confrontación tocó los linderos de la violencia y la guerra sucia. Y será por fin este domingo 30 de octubre cuando los brasileños resuelvan el clásico dilema que elector resuelve en las urnas: continuidad o cambio.
El poderoso país sudamericano, ha enfrentado en los años recientes, problemas derivados de la pandemia por Covid, que se trasladaron a su economía con resultados de pérdida de empleos.
Los estragos y muertes por el mal manejo de la pandemia serán uno entre varios factores que pueden inclinar la balanza a favor de Lula da Silva.
Bolsonaro, ha sido económica y socialmente un gobierno que ha terminado por hundir a Brasil en una crisis, su radicalismo llega al grado de poner en duda a los analistas, si el presidente estaría dispuesto a dejar ir el poder en el caso de una derrota.
La incertidumbre también caracteriza a la propuesta de izquierda: en el ambiente subyace la incógnita de si Lula tendrá la capacidad para enderezar el rumbo de la economía más dominante del Cono Sur. En momentos de crisis parece la opción más sensata.
En la opinión de algunos expertos, es poco claro visualizar hacia dónde se dirige Brasil: ambos candidatos presentan sus logros en el gobierno como ofertas de campaña.
El mundo ha cambiado mucho desde que Lula gobernó por dos periodos consecutivos. Pese a la delantera que el líder obrero obtuvo en la primera vuelta, no puede cantar un inminente triunfo.
La elección es muy cerrada, las encuestas previas en la primera vuelta fallaron y dieron un segundo aire a Bolsonaro. Y los sondeos recientes le dan una ligera ventaja a Lula.
No se puede ignorar que el presidente Jair Bolsonaro obtuvo en esa primera escala, un triunfó al obtener mayorías de escaños en el Senado y la Cámara de Diputados
Para cruzar la barrera de 50 por ciento de los votos y ganar la elección, las alianzas serán cruciales.
Bolsonaro se ha fortalecido con la suma de los gobernadores de Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro, estas tres ciudades aportan 63 millones de votos.
Lula recibe por su parte el apoyo de Simone Tebet, quien en la primera vuelta obtuvo cerca de cinco millones de votos y del candidato del Partido Democrático Laborista, Ciro Gómez, que obtuvo tres y medio millones de votos.
¿Qué segmento de la sociedad definirá el triunfo? Sin duda que los jóvenes son otro factor importante, y con quienes Lula no conectó adecuadaamente, pues éste ha desaprovechado el impulso de las redes sociales. Incluso el candidato del Partido del Trabajo se ha llegado a describir a sí mismo como “analógico”.
Los más pobres de Brasil pueden switchear entre Lula y Bolsonaro, quien usa los programas sociales para ganar votos.
Un tercer grupo que definirá la elección son las comunidades religiosas: Bolsonaro se acercó a los evangélicos y Lula a los católicos.
Siendo como es Brasil: el gigante sudamericano en lo territorial y lo económico, no es exagerado decir que este 30 de octubre está en juego mucho más que la Presidencia de Brasil.
Lo que ocurra respecto del cambio climático los próximos 4 años, tiene que ver con el resultado de esta elección, en la que se juega el futuro de la selva del Amazonas. Bolsonaro es depredador, Lula protector.
Todo parece favorecer al delantero en las encuestas: Luiz Inacio Lula da Silva, quien se levantó de una confabulación en su contra que lo puso en la cárcel, para, posiblemente resurgir, cual Ave Fénix.
Es muy posible que este próximo domingo veamos una segunda versión de una canción casi himno de la campaña brasileña “¿Quién teme a Lula?
Si todos le echan flores,
probablemente alguno se equivoque.
¿Quién teme a Lula?
recuerden este nombre,
penúltima esperanza de los pobres…
Este hombre es sumamente peligroso,
se ocupa demasiado de los pobres,
promete que les va a quitar el hambre
y va a alfabetizar al que no sabe.
Nadie niega que tenga sus razones
por eso le hacen un sitio en la mesa,
confían en que siente la cabeza
y en lo fundamental no les provoque…Si no fuera Brasil un continente
se negarían a considerarlo,
y si él no fuera él podrían comprarlo
y lo cambiaban tras amortizarlo.
Hay tipos más que urgentes: necesarios
que se hacen a sí mismos con sus manos,
que caen del cielo en el lugar exacto.
Como existía no hubo que inventarlo.
Hablo de los que dan un paso al frente
y no les desalientan los fracasos,
hablo de los que saben ser valientes,
como un espejo en que poder mirarnos”
(Letra y voz del español Víctor Manuel San José Sánchez)
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