Por Misraim Olea Echeverría
Desde 1988, Andrés Manuel López Obrador ha tomado las calles para exigir que su verdad sea la única que se propague, así comenzó su carrera en la izquierda. Luego de perder la gobernatura de Tabasco frente Salvador Neme Castillo, López Obrador inauguró una serie de estrategias que lo fueron posicionando en la escena nacional: apropiarse de las calles con marchas, plantones y reclamar “fraude” cada vez que perdía una elección.
A finales de 1991 realizó el “éxodo por la democracia”, de Tabasco a la Ciudad de México, esta concluyó con un plantón en el Zócalo y con la posterior caída de Neme Castillo como Gobernador en 1992.
Este es el punto de inflexión en la carrera de Amlo, la lucha por el poder tenía que ser a través de la presión en las calles, no en los tribunales. Organizarse y movilizar para ser visibles y presionar.
En el 1994 López Obrador repitió la estrategia al perder frente a Roberto Madrazo Pintado; en esta ocasión realizó un plantón en la plaza de armas de Villahermosa y posteriormente en el 1995 realiza la “caravana por la democracia”, que sólo le sirvieron para ser visible y lograr la presidencia del PRD nacional.
De 2005 a 2018 El Presidente se dedicó a hacer mítines, luego de su derrota electoral en 2006 no ocupó ningún otro cargo de elección popular, su fuerte son la protesta y las plazas. Ocupar un puesto como Diputado o Senador no eran opción, esos ámbitos lo limitan, sabía que estaría expuesto a las negociaciones necesarias que se hacen en esos espacios para construir acuerdos.
Por eso el 13 de noviembre marca un antes y un después en el gobierno de López Obrador, hasta ahora nadie había podido quitarle el monopolio de la movilización, los cientos de miles de manifestantes que expresaron su rechazo a la reforma electoral caminando por Paseo de la Reforma le recordaron que cuando la gente sale a la calle, el gobierno tiene que ceder.
Cerrar el zócalo para que la concentración de quienes apoyan al INE no se realizará ahí, fue una acción desesperada, desde 2006 ese espacio les pertenece y se han mofado que hasta ahora nadie lo ha podido llenar como él.
El domingo 13 de noviembre la ciudadanía, a la que se sumaron partidos políticos, le arrebató a AMLO y la 4T el monopolio de la manifestación. En respuesta, el miércoles 16 el Presidente en su conferencia matutina convocó a una marcha del Ángel del a Independencia al zócalo, un día antes, el martes 15 se reunión con los gobernadores de su partido.
Sin duda la marcha del próximo 27 significará un gasto al erario público, que en la lógica de sus seguidores, mantener arriba el ego del presidente lo vale.
En 2006 López Obrador instaló un plantón en Reforma por más de 40 días, afectando a miles de negocios y vecinos. En 2022 la ciudadanía vistió de blanco y rosa la misma avenida. A diferencia de 2006, en esta ocasión vecinos y comerciantes se sumaban en una marcha por la defensa de la democracia.
Cuando las y los ciudadanos se politizan y participan en los asuntos políticos del país los gobiernos que no atienden a la crítica se caen, AMLO lo sabe, por eso le urge controlar las manifestaciones, la percepción y por supuesto las elecciones.
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