Médula| “Los soñadores esperanzados”


Por Jesús Lépez Ochoa

Aristóteles dijo que la esperanza es el sueño del hombre despierto, o “el sueño de los despiertos”.

La revista Nexos publicó en su edición de este mes los resultados de un estudio de las agencias de investigación en opinión pública GAUS SC y Lexia sobre las aspiraciones, los valores y los sueños de los mexicanos.

Es el tercer estudio que realizan al respecto. El primero fue en el año 2010, el segundo en 2017 y para el publicado recientemente las encuestas se aplicaron en noviembre de 2022.

Es importante contextualizar que en 2010 México llevaba diez años gobernado por el Partido Acción Nacional (PAN) y a Felipe Calderón Hinojosa le faltaba un par de años para concluir su mandato. 2017 fue el penúltimo año del sexenio del priista Enrique Peña Nieto, y la última aplicación, la de 2022, se hizo también cuando terminaba el cuarto año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Esta medición aplicada al cumplirse dos tercios de cada gobierno cuando ya los efectos de sus decisiones se han sentido en la población, permite contrastar si hubo cambios en las aspiraciones, valores y sueños de los mexicanos en ese periodo de 12 años que comprende dos alternancias entre tres gobiernos de diferentes partidos e ideologías.

El retrato del mexicano como lo explican los autores del ensayo Marco Antonio Robles y Benjamín Salmón es el de un “liberal salvaje” que es un individualista que cree en su propio esfuerzo, cuyas prioridades son su libertad individual, su mejoría personal y la de su familia, que ve al país, al gobierno y las instituciones como algo distante.

Y además contradictorio porque a la par que ha crecido su percepción de inseguridad personal y falta de dinero, también cree que el país está mejor, lleva buen rumbo y que vive mejor que sus abuelos.

Y es que lo más relevante, a mi juicio, es la aparición de una nueva categoría llamada “los soñadores esperanzados”.

Hasta 2017 el estudio categorizaba cinco tipos de temperamento de los mexicanos, el más importante y que del gobierno de Felipe Calderón al de Enrique Peña Nieto había crecido de 25 a 29 por ciento es el de los “Soñadores sin país”.

El porcentaje de estas personas que son quienes ven un México confundido, desmotivado y estancado, según la descripción de los autores, disminuyó a solo nueve por ciento actualmente.

De acuerdo con la gráfica publicada en Nexos, parte de los ahora ex Soñadores sin país, se habrían trasladado a otros grupos, principalmente al novedoso “Soñadores esperanzados”, que son un 14 por ciento, cuya principal característica es que “creen que en México todos los sueños se pueden alcanzar gracias a programas sociales que les ofrecen la esperanza de un mejor futuro”, y que se sienten apoyados e informados por su gobierno.

Otros se habrían ido al grupo de “Optimistas sobre el futuro” –cuyo nombre se explica por sí mismo– que aumentó de 15 a 18 por ciento.
Pero bien decía Thomas Hobbes: “Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación”.

No todos los “Soñadores sin país” pasaron a las filas de la esperanza y el optimismo, según la gráfica algunos habrían reforzado el crecimiento del 22 al 29 por ciento entre los “Nostálgicos tradicionalistas” quienes piensan que todo tiempo pasado fue mejor y registran altos sentimientos de infelicidad.

También están los “Individualistas inconformes”. Son un 11 por ciento que ven a México a la deriva y mantienen sus reclamos al gobierno. Además están los “Críticos indolentes” grupo formado por los más críticos, individualistas, mejor preparados académicamente y privilegiados, pero también los menos esperanzados, y que representan un 19 por ciento.

Con estas tres categorías más el porcentaje que queda de “Soñadores sin país” los poco esperanzados suman 68 por ciento contra 32 por ciento de “Optimistas” y “Soñadores esperanzados”.

Pero si es usted opositor a la 4T no repique campanas. Un par de años antes de que concluyera la presidencia de Felipe Calderón los temperamentos negativos del mexicano gobernado por el PAN sumaban 84 por ciento, y en el penúltimo año del gobierno del PRI con Enrique Peña Nieto subió a 85 por ciento. Aunque hay una mayoría insatisfecha, no es tan alta como la que provocó alternancias en las dos últimas elecciones.

Se entiende con esos datos que el gobierno de López Obrador ha logrado disminuir los sentimientos negativos y duplicar el optimismo y la esperanza, en relación con los gobiernos del PAN y del PRI, a través de los programas sociales y de su conferencia mañanera, según la descripción del temperamento “Soñadores esperanzados” que se sienten más apoyados e informados por el gobierno.

Aquí unos datos finales que arroja el estudio de GAUS SC y Lexia:
El dinero alcanza menos que antes, respondió el 77 por ciento de los encuestados, y el 63 por ciento, que no recibe un pago justo por su trabajo. Pero 56 por ciento considera: “Los apoyos del gobierno me ayudan a que mi familia esté mejor”. Y surge el 65 por ciento de mexicanos estoicos respondiendo afirmativo a la frase: “Cuando el dinero no alcanza, me aguanto y no me quejo, sigo adelante”.
Otro filósofo, el alemán Friedrich Nietzche consideró que le esperanza “es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”. ¿Será?

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