Dios los hace, y ellos se juntan

Sienta Fiesta Patronal a políticos enemistados de Chilpancingo Rangel

Jorge Martínez Dionicio | Enterado

Actores políticos y religiosos que en un momento dado han tenido ciertas diferencias que se hicieron públicas se sentaron en la misma mesa para degustar un pozole en el barrio de San Mateo que festeja a su santo patrono.
La misa comenzó a las 8 de la mañana. Ahí, se pudo observar a los Obispos, de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández y al Emérito, Salvador Rangel Mendoza.
En esa misma mesa, sí, leyó usted bien, en esa misma mesa se sentaron los ex alcaldes de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos y Marco Antonio Leyva Mena, este último, evitó en todo momento echarle la mirada al ex gobernador Héctor Astudillo Flores.
Y es que, hay que recordar, que Marco Antonio Leyva Mena, el pasado 16 de octubre del 2016, pidió licencia como alcalde capitalino por tiempo indefinido por serios problemas derivados del servicio de la basura, con adeudos millonarios al ISSSPEG y con un evidente pleito con el gobernador en turno, Héctor Astudillo.
También, se apreciaron sentados (no por mero gusto, sino por invitación de los vecinos de San Mateo) al Emérito, Salvador Rangel Mendoza y al ex candidato a gobernador Mario Moreno Arcos.
El clérigo, declaró que Moreno Arcos aceptó que la organización de uno de sus eventos de campaña fuera apoyada por el grupo delincuencial Los Ardillos, algo que el también ex presidente municipal priista negó.
La que parecía ser la mesa incómoda, se tornó con el pasar de los minutos en algo más ameno. ¡Por fin se rompió el hielo! La presidenta municipal, Norma Otilia Hernández Martínez dialoga con Héctor Astudillo.
-Lo vamos a invitar, queremos que esté presente-, le externó la alcaldesa.
Antes de sentarse en esa mesa incómoda, el Obispo Emérito, Salvador Rangel, en misa, señaló que era, -el pozole político-.
La convivencia entre políticos de Morena y del PRI (algunos con sus diferencias) demuestra que muchas veces los ánimos se acaloran mucho más entre los simpatizantes de los partidos. Y ellos ¡Ni se inmutan! Al final, así es la política.

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