Por Jorge Martínez
Difícil situación se vive actualmente en la zona Norte de Guerrero. A pesar de que hay presencia de la Policía Estatal, Ministerial, Guardia Nacional y Ejército Mexicano hay una ausencia de autoridad en los municipios muy notoria.
El colmo del cinismo es una fotografía que circula en redes sociales donde el presidente municipal Mario Figueroa Mundo se encuentra en España. ¡Sí! Leyó usted bien, en Europa, pretextando trabajo en la Feria Internacional de Turismo (FITUR).
Y no es malo buscar ese tipo de eventos que promuevan el turismo en ese municipio, sobre todo en el hermoso Taxco.
Pero si lo haces en medio de una crisis política, social y en el tema de seguridad, ¡No tiene razón de ser! Por sentido común deberías de estar en tu municipio y no dejar todo a la autoridad estatal y federal.
Esta mañana se confirmó la muerte de dos ministeriales en Taxco, el transporte está sin servicio, el rector Javier Saldaña indicó en entrevista que los alumnos tienen que recibir clases virtuales; los negocios aún siguen cerrados… ¿Y el alcalde? ¡En España!
Y no solo es Mario Figueroa, sino la de Pilcaya también, la alcaldesa Sandra Velázquez, que ayer martes en su municipio privaron de su libertad a los dos ministeriales. ¿Y ella? Pues sí, también en España.
En Acapulco, también no es la excepción, la alcaldesa Avelina López Rodríguez no se involucra en trabajos de seguridad, ya ni siquiera en los de prevención del delito.
Es otra alcaldesa que le echa la culpa a las instituciones federales, pero los robos siguen a la orden del día ¿O eso tampoco le toca?
La ausencia de la autoridad municipal en Acapulco es evidente, no se diga en Taxco, Pilcaya y, Chilpancingo, no es la excepción.
En días pasados se observó claramente un asalto frente a las preparatorias 1 y 9 de la capital, ahí, se demuestra, que la prevención del delito que le toca a los municipios simple y sencillamente no existe. ¿Por qué?, pues porque no se quiere, no hay voluntad.
Sin duda en Guerrero, hay una mano que mece la cuna, la desestabilización y el mover el panal en tiempos electorales sin duda le conviene a muchos actores políticos. ¡Lamentable! Porque los que pagan siempre son los ciudadanos.
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