Por Marco Antonio Adame Meza.
El sexenio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está por concluir, y en estos días hanexistido en diversos foros de análisis un ejercicio debalance sobre los aciertos de la administración federal, pero también abordando la agenda pendiente, sobre todo la que incorpora los desafíos de cara a la nueva administración que tendrá que atender la futura presidenta, Claudia Sheinbaum.
Entre los puntos relevantes, positivos, diría, está la efectiva comunicación que el presidente mantuvo durante su administración con la ciudadanía mexicana. López Obrador inauguró en la política de nuestro paísuna estrategia permanente y directa de comunicación, expuesto a medios, todos los días ofreció una conferencia matutina, mejor conocida como “la mañanera”.
Acostumbrados, como estábamos, a una figura presidencial muy cuidada, con formatos rígidos ymensajes cuidadosamente estructurados, las presencias públicas ordenadas coordinadas por un cuerpo de asesores. Durante sexenios, estos mantuvieron a los presidentes lejos del riesgo de la comunicación directa, al extremo de establecer, casi como una figura central de los gabinetes, la vocería, encargada de dar la cara pública y el mensaje en situaciones de crisis política.
Acostumbrados a lo anterior, la manera de gobernar del presidente Andrés Manuel incorporó un estilo directo, sin guión, con un formato flexible, expuesto a las cámaras no solo para dar un mensaje, sino también para tomar decisiones públicas.
Y es que la manera de comunicar es valiosa, pero sin duda, en “las mañaneras” había más que una ideadifundida. Había, para ser precisos, una forma de mostrar las venas abiertas del ejercicio de gobierno,pues más que mensajes matutinos, López Obrador gobernó en vivo durante estos seis años.
En esos espacios se rindió a cuentas, pero también se dio información, se tomaron decisiones de gobierno, llamó a su gabinete, dio indicaciones, definió estrategia. En fin, todo lo que se esperaría podía suceder a puerta cerrada en las reuniones plenarias de gabinete, todo eso, sucedió en vivo al acceso de la ciudadanía. Por esa razón, el grado de efectividad de esta herramienta de gobierno abierto fue precisamente la cercanía, el mensaje genuino de la postura del presidente.
Hace unos días, se presentó en el IIEPA IMA UAGro una tesis elaborada por el joven Christopher Escobar Jiménez, en ella analizó las conferencias mañaneras y evaluó el impacto de esta estrategia en la agenda de los medios de comunicación. Uno de los hallazgos más importantes de esta investigación fue que las mañaneras no solo influyen en los medios, sino que también sirven como una herramienta de agenda setting, es decir, determinan qué temas serán discutidos y de qué manera. Esta estrategia, además de fortalecer la narrativa oficial, también le permitió a López Obrador deslegitimar a voces opositoras y proyectarse como un líder defensor de propuestas de beneficio popular, especialmente en momentos clave, como por ejemplo, el proceso electoral de 2024.
Esta reflexión sobre la estrategia comunicativa de López Obrador cobra mayor relevancia si la comparamos con el debate presidencial en Estados Unidos, donde los candidatos tienen una oportunidad limitada para influir en la agenda mediática y pública. Mientras que, en México, las mañaneras representaron un flujo constante de información y control narrativo, en EE.UU., los debates presidenciales se presentan como momentos decisivos en los que los candidatos deben sintetizar y proyectar su visión en eventos puntuales.
Esta semana, un claro ejemplo de esta dinámica ocurrió cuando se discutía la controvertida reforma al poder judicial en el Senado, un evento que desató protestas y la irrupción de manifestantes en el recinto legislativo (El País, 2024). Mientras eso ocurría, gran parte de los titulares en los medios se enfocaron no en el tema de la reforma, sino en las muestras de afecto entre el presidente y su esposa, Beatriz GutiérrezMüller (El País, 2024; Político MX, 2024). Este fenómeno es un botón de muestra de cómo las mañaneras y la estrategia comunicativa de López Obrador pueden moldear la cobertura mediática, priorizando ciertos temas sobre otros de gran relevancia.
En definitiva, la efectiva comunicación del presidente, tiene que ver tanto con el contenido del mensaje como con las formas de transmitirlo, esas formas pueden dar, como lo hemos visto, cercanía, una idea de transparencia, una noción de gobierno abierto y una proximidad con el electorado, principal receptor de cualquier mensaje político.
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