Frentes Abiertos| Primero los votos


Por Misraim Olea Echeverría

Estamos comenzando un año importante en cuanto a lo político se refiere; pese a los primeros reveses que ha recibido el Presidente López Obrador, éste continúa haciendo gala de su fortaleza mediática, su influencia en la opinión pública y su aceptación en la mayoría de la población, a quien sin medirse ha insultado infinidad de veces.

No hay duda de que este texto difícilmente llegará a los sectores a los que sí llegan los apoyos del gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador, los “solobinos”, como les ha llamado.

Incluso, puedo asegurar que quienes se dan tiempo para leer estas líneas están ubicadas en dos grupos, aquellos con los que tenemos afinidad ideológica y con quienes no coincidimos pero tienen al hábito de leer para debatir y defender su postura.

Con quienes tenemos identidad, difícilmente comparten textos que cuestionen el régimen actual, no es para nada un reclamo, es una apreciación; incluso me pasa, los textos que tengo oportunidad de leer no los comparto, las razones son muchas.

Esta situación no sólo pasa con las opiniones de un servidor, guardando proporciones, los intelectuales a favor y en contra del gobierno de AMLO padecen lo mismo, es ahí donde está la fortaleza del Presidente, que aprovecha la falta de información que se genera, se consume en el círculo rojo y no baja a la mayoría de los sectores de la sociedad.

Por más contenidos atractivos que se generen en contra de Andrés Manuel, estos no son más interesantes que la información sobre la fecha de depósito de los apoyos sociales, en un país donde se vive al día y se debe de buscar el sustento, pesan más las necesidades de alimentación que leer un texto sobre algo que difícilmente podremos cambiar.

López Obrador ha hecho gala una vez más del abuso de confianza basado en su aprobación, al señalar que el objetivo de centrar a “los pobres” por sobre todas las cosas en sus políticas paternalistas tiene como objetivo mantener su poder, por eso no importan aquellos que lean estas opiniones, ni quienes con ideas combatan al gobierno, porque esas voces son un grito en el desierto de la pobreza y la desesperanza, misma que se ha convertido en la fuerza electoral, la estrategia política y la mina de votos del partido que busca apoderarse del país.

La estrategia de la oposición debe basarse en formar ideológicamente a sus militantes, informar a sus simpatizantes, promover la cultura política y generar ciudadanía; de otro modo estamos destinados a volver al pasado.

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