Por Jesús Lépez Ochoa
Cuanta razón tiene Claudia Ruiz Massieu al salvaguardarse de la incongruencia de hacer lo mismo que la oposición ha criticado a la precampaña que no es precampaña de Morena, haciendo la precampaña que no es precampaña del Frente Amplio Opositor.
La priísta decidió abandonar la búsqueda de la candidatura a la presidencia de México por la alianza de los partidos PRI, PAN y PRD, por una sencilla razón: “Si he criticado y señalado que los aspirantes oficialistas violan la ley haciendo actos anticipados de campaña, no puedo hacer lo mismo”.
En este mismo espacio expuse la semana pasada lo mal que el dirigente provisional de Movimiento Ciudadano en Guerrero, Julián López Galeana, hizo ver a su coordinadora nacional de Enlace Político, Ivonne Ortega Pacheco, al no advertirle que puso de jefe de prensa del partido naranja al prestanombres de la delincuencia electoral, Edgar Neri Quevedo, antes de que ella criticara que las “corcholatas” de Morena violan la Ley al anunciarse en espectaculares.
Está claro que las decisiones éticas no son el fuerte de López Galeana, quien se encuentra denunciado penalmente por falsificar la firma de su antecesor Adrián Wences Carrasco. Pero políticas de peso completo como Claudia Ruiz o la propia Ivonne Ortega, saben que la congruencia es un activo político importante.
Si acaso se puede confiar en un político, sería en aquel que tenga palabra, que prometa y cumpla, que su decir y su actuar sean igual. Si acaso se puede confiar en un partido, sería en aquel que no hace lo que critica. Que sea congruente.
Es cierto que la política debe ser vista con un pie en el deber ser y otro en el ser, y precisamente el ser le planteó al Frente Amplio Opositor la necesidad de adelantar su proceso para que, entre otras cosas, las “corcholatas” no acaparen la discusión pública y quien resulte de éste pueda emparejar en la medida de lo posible el posicionamiento que los punteros de Morena, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard han logrado en casi dos años de ventaja desde que fueron destapados por el presidente Andrés Manuel López Obrador a mediados de julio de 2021.
El deber ser le planteó a Claudia postergar su aspiración para preservar el activo personal de su congruencia, y probablemente el tiempo le de la razón, pues hacer lo mismo no deja claro ningún elemento que permita a los votantes diferenciar entre dos polos, el oficialista y el opositor, que ofertan distinto pero a final de cuentas se comportan igual.
REACOMODOS EN MORENA
La formalización del proceso para elegir coordinador de Defensa de la Transformación, del vulgo candidato presidencial, llevó a un necesario reacomodo en las estructuras estatales de los aspirantes, ya que la misma informalidad en que desarrollaban su promoción abría la puerta a oportunistas que se atribuían coordinaciones de campaña y hasta facultades para palomear candidaturas locales.
En Guerrero, por ejemplo, el ex secretario de Gobernación Adán Augusto López envió como delegado a Marcos Rosendo Medina Filigrana, diputado federal, y de Tabasco, para que no haya lugar a dudas. Él coordina y es responsable de los recorridos, asambleas y demás actividades.
Se habla de que en lo referente a Marcelo Ebrard la coordinación está ahora a cargo de la diputada federal Araceli Ocampo Manzanares, luego del fallecimiento del ex alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto.
Ella llegó a hacer ajustes que le costaron a Ebrard la desaparición de su Movimiento Progresista en Guerrero, pues sus miembros encabezados por Edilberto Arizmendi Amores, se sumaron junto con otras organizaciones a Claudia Sheinbaum, cuyo coordinador es Jesús Urióstegui.
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