_Por: Esteban Valdeolívar S._
El pasado jueves 13 de agosto, un día antes de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, dejé mi comentario grabado en conocido noticiario que titulé: «El orden en la zona federal de Acapulco».
El vertimiento de aguas negras en la Playa Icacos, no fue la gota, sino el «chorro» que se derramó en la Bahía de Acapulco, con graves consecuencias.
La oportuna grabación del vídeo que un condómino hizo viral, puso en alerta a los acapulqueños y medios de comunicación que con incredulidad vimos expandir la negra mancha y mezclarse con el agua del mar en sus distintas tonalidades.
Los comentarios negativos fueron generalizados, excepto el del ex Director General de la Capama, quien dijo «que era un escurrimiento pluvial causado por las primeras lluvias», sin embargo, el daño y engaño ya estaban consumados
Este y otros derrames detectados recientemente en distintas playas de la Bahía de Santa Lucia y la franja costera en la zona diamante, muestran el grave problema que las autoridades locales trataron de ocultar, escondiendo la cabeza como avestruz, hasta que estalló el «affaire» que obligó al presidente López Obrador, recomendar al gobernador Héctor Astudillo y a la titular de la Conagua, coordinarse e intervenir de inmediato.
Sin embargo, es necesario atacar la problemática de manera integral en la zona federal de Pie de la Cuesta, las bahías de Santa Lucia, Puerto Márquez y franja Costera Diamante a Barra Vieja, incluyendo el saneamiento de las lagunas de Coyuca, Tres Palos, y los ríos Papagayo y La Sabana;
amén de las obras hidráulicas necesarias en los pueblos ribereños de la zona rural de Acapulco.
Considero que se debe intervenir en el reordenamiento del uso concesionado para la prestación de servicios en la franja de playa que incluye la renta de mobiliario, comercio informal, presencia de vendedores ambulantes,
renta y maltrato de equinos, motocicletas acuáticas y terrestres; zonas «restringidas o bloqueadas» de accesos a playas, frentes de zonas hoteleras y condominales, enboyado de bañistas, área de embarcaciones, alumbrado, limpieza, vigilancia, accesos y certificación de playas; muestreo y calidad del agua, derrame de basura, mantenimiento y limpieza en canales pluviales; reglamentación de rótulos comerciales que obstruyen la vista al mar, a la par de la necesaria inversión para la reposición de la vieja infraestructura hidráulica del drenaje sanitario, plantas de tratamiento que no operan y las necesarias por construir, más la red del suministro de agua potable, entre otras acciones por realizar; de otra manera solo se harán acciones aisladas como «parches mal pegados» que no resolverán el problema de fondo, para lo cual se necesitan proyectos e inversión que responda a la expectativa que tenemos los ciudadanos, como una asignatura especial en la agenda 2030 de Acapulco cuyo destino, ya nos alcanzó y no hay retorno.
Sí, la expectativa es alta
y así debe ser; los ciudadanos no esperamos ni queremos menos, ya que no habrá otra oportunidad en tiempos de pandemia y crisis sanitaria, económica y social que golpea fuertemente a nuestro puerto, como mensaje críptico para quienes pretenden desifrar lo dicho por AMLO en su visita, que la «clase política y
comentócratas» profesionales – que de eso viven – tratan de escudriñar y leer, como dijo el clásico; «no se hagan bolas»…
«por lo que vendrá»…
Por supuesto que de nada servirán las acciones por realizar, sino vienen acompañadas de una reingeniería financiera y administrativa en la Capama que le permita operar de manera eficiente el suministro del agua potable con un ajuste tarifario del servicio de la CFE que mes a mes pone a jaque a la empresa paramunicipal, por los altos costos del suministro eléctrico, necesario para el bombeo en la red de distribución del vital líquido que otorga al usuario un pésimo servicio, porque ya no queremos «que todo cambie para que siga igual».
Cómo siempre, usted tiene la mejor opinión.
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