Por: Misraim Olea Echeverría.
El combate a la corrupción es el tema central del discurso diario del Presidente López Obrador, incluso la ha calificado como el “cáncer de México” y tiene sentido, la corrupción es una de las principales causas del fortalecimiento de los grupos delincuenciales que generan violencia en el país.
Los resultados más recientes de Transparencia Mexicana señalan que 1 de cada 3 mexicanos reconoce haber tenido que pagar un soborno para acceder a trámites y servicios; el 35% afirmó haber pagado para acceder a la justicia. En el Índice de Percepción de la Corrupción, México obtuvo 29 de 100 puntos, en los que 0 es mayor percepción y 100 es menor. Transparencia Internacional ha recomendado al Estado Mexicano asegurar el cumplimiento cabal de la publicidad de las declaraciones patrimoniales y de intereses (asunto que ha afectado la imagen del Gobierno Federal) y asegurar que la Fiscalía General de la República sea autónoma e independiente, con controles democráticos efectivos que eviten su uso selectivo o político (que también ha afectado al gobierno federal).
AMLO centró su campaña electoral en el combate frontal de la corrupción, ya que esta es parte de la vida de nuestro país; esto no justifica su práctica, sin embargo sus antecedentes deberían servir para entender y atender los lugares o circunstancias que son históricamente corruptibles. Lo lógico sería concientizar y sensibilizar a la población sobre este tema para erradicarla en conjunto.
Que la ciudadanía entienda que sobornar a un servidor público para agilizar un trámite, o acceder a un recurso legal, como en el caso de la diputada federal de MORENA Abelina López, ayudará a erradicar esa práctica que tanto daño le hace a México. Es necesario también hacer entender que la corrupción puede ser a gran escala o a menor, pero sigue siendo corrupción y afecta de la misma manera.
Limpiar de corrupción al Estado como si fueran escaleras, de arriba hacia abajo, ha sido el supuesto objetivo del Presidente, pasar de la palabra a la acción esclarecerían los muchos señalamientos que se han hecho a su gobierno. La diputada Abelina López forma parte del penoso 35% que soborna para agilizar la ley, y no se sonroja al decirlo, en un país de gente consciente y sensible ante los daños de la corrupción, esto no pasaría.
Corruptos no sólo son los enemigos del Presidente Obrador o a quienes ellos señalan, corruptos son quienes corrompen la ley para su beneficio y esos pueden estar en todos lados, pero estando en el Partido del poder, el que supuestamente combate a la corrupción, es inaceptable.
Es usual que en campaña electoral se propongan cosas para atraer votos, y que en algún momento podrían estar fuera de las posibilidades de quien las menciona, combatir la corrupción no es una de ellas.
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