Opinión| La consulta y el 7%


Por Celestino Cesáreo Guzmán

El pasado fin de semana se realizó la consulta que organizó el INE, en la que ni el presidente López Obrador, su principal impulsor, acudió a las urnas a votar.

Los resultados ya todos los conocemos: los mexicanos no se involucraron en este polémico ejercicio.

Muchos se preguntan qué es lo que sigue, porque, a decir verdad, lo que hasta ahora se percibe es el cumplimiento de un pacto de impunidad.
Parece que con la Cuarta Transformación todo cambió para que todo siga igual. Ejemplos hay.

Como presidente del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, Andrés Manuel López Obrador ofreció un pacto en Acapulco el 11 de agosto de 2016 al grupo en el poder: “a pesar del gran daño que le han causado al pueblo y a la nación, no les guardamos ningún rencor y les aseguramos que, ante su posible derrota, en 2018, no habrá represalias o persecución para nadie”. A cumplido puntualmente ese ofrecimiento.

Ante el elevado índice de abstención, se convirtió el ejercicio de la consulta en un ensayo oneroso.
Además, se desaprovechó la oportunidad de fomentar la participación ciudadana en asuntos de relevancia para el país.

Preguntarle a la gente si lo bueno es bueno y si lo malo es malo, fue un ejercicio ocioso.

Si un expresidente de la República cometió algún delito, debe ser sometido a la justicia como cualquier ciudadano. Y no sólo un ex presidente, cualquier funcionario público del pasado reciente, incluyendo a los del actual gobierno federal, deben ser investigados y sancionados si se les comprueban ilícitos.

Ante los pobres resultados de la consulta, nuevos embates se ciernen sobre el árbitro electoral, todo un despropósito que atiza a la polarización, al desencuentro.

Si la consulta naufragó, no debe ser pretexto para que la Fiscalía General de la República, los jueces y magistrados, las fiscalías locales de la responsabilidad que tienen.

Si no se rompen los pactos de impunidad, si no limpiamos el Estado mexicano, estaremos incentivando la imparable violencia que azota el país.
Con encendidas arengas en contra del pasado desde

La Mañanera como se ha hecho hasta ahora, no se puede sustituir la obligatoriedad de cumplir la ley.

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