Opinión| La división que viene en Morena


Por Celestino Cesáreo Guzmán

Morena recorre el camino de sus antecesores en el poder. Convertida ya en una máquina para ganar elecciones, transita por el sendero de las imposiciones, sin importar los principios, la ley, las formas en la política, ni los argumentos de los que son excluidos.

El evidente favoritismo del presidente López Obrador por Claudia Scheimbaum, no repara en los malos resultados de su gestión como jefa de gobierno de la Ciudad de México.

A Ricardo Monreal se le excluye de los cónclaves morenistas, y le anuncian que será repetida la dosis de las encuestas que ya le aplicaron para dejarlo fuera de la candidatura por la capital del país, que ganó Scheimbaum.

Monreal aguanta golpes y humillaciones que da miedo. Pero el senador ya marcó un límite: dijo que el límite es la dignidad. Veremos si la dignidad lo lleva a retirarse del proyecto que lo abandonó a él una y otra vez.

Y es que es probable que vuelvan a darse esos desayunos del senador y el Presidente del primer año. Algo se rompió.

En otro carril: el canciller Marcelo Ebrard luce muy superior en perfil, trayectoria, en resultados de su gestión al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, sobre todo en su intervención para la adquisición de vacunas anti covid, que finalmente detuvo la mortandad de mexicanos ante la indolencia y desatinos del subsecretario López Gatell. El canciller se convirtió en apaga fuegos del actual gobierno.

Marcelo Ebrard ya se hizo a un lado en dos ocasiones para dar paso a la candidatura de López Obrador: en el 2000 declinó por AMLO; y en el 2012, Marcelo ganó a AMLO 3 de 5 preguntas de encuesta definitoria; pero López Obrador fue superior en conocimiento y fue el elegido. Marcelo se disciplinó.

En estricto sentido Ebrard está por encima de Claudia Scheimbaun en trayectoria, en resultados, en conocimiento, y va creciendo en las encuestas, lo que le ha llevado a abrir sus aspiración presidencial a destiempo, porque en el partido Morena todo se vale.

Viendo sus evidentes fortalezas, desde Palacio Nacional le atraviesan a Adán Augusto López, el secretario de Gobernación, quien se ha visto empequeñecido por sus propias acciones y posicionamientos. Ha lucido muy por debajo de lo que se requiere para ser el número dos del grupo en el poder. No obstante, “Adán va”.

Entonces, si Marcelo ya no es el carnal, se avizora una división en Morena: la empecinación por imponer a Claudia Scheimbaun es bola cantada. En ese sentido, Ricardo Monreal ha pintado su raya con anticipación.

En tanto que Ebrard, por si no lo han notado, mantiene un acercamiento con Movimiento Ciudadano, que, dirigido por Dante Delgado, ha acercado a liderazgos regionales porque le apuesta a dejar atrás al PRI y al PRD, al PRI ya lo empató con dos gubernaturas, y al PRD lo dejó muy atrás.

Quedan entonces en el escenario muchas posibilidades, una de ellas es el requebrajamiento de Morena, y una previsible alianza de partidos de oposición.

Recordemos que en política nada está escrito, y retomo una frase del dirigente de Movimiento Ciudadano: “la política no es, se hace”.

P.D.AMLO viene a Guerrero, es una oportunidad para decirle señor Presidente vuelva los ojos al Sur. Recuerde que “amor con amor se paga”.

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