Por Celestino Cesáreo Guzmán
El domingo 5 de septiembre del año 2010, el PRD guerrerense, formalizó la candidatura de Ángel Aguirre Rivero como su candidato a gobernador. En los pasillos del órgano electoral, dirigentes priistas dijeron a sus pares del PRD: –han cometido el más grande error, Ángel Aguirre va a destruir al PRD, lo ha intentado varias veces en el PRI. Por fin nos lo sacudimos; tengan cuidado”, dijeron en tono de consuelo.
Ganamos aquella elección, creció la fuerza del PRD. Pero a la vez la fuerza de todo un partido empezó a moverse al ritmo que le marcaba el gobernador.
Es cierto que nuestros propios errores contribuyeron al desgaste del Sol Azteca. Incurrimos en excesos. El peso de las corrientes le restó fuerza a las dirigencias y se impuso una especie de partido-frente.
Poco a poco fuimos perdiendo la mística de lucha, nos alejamos de los movimientos sociales. Andrés Manuel rompió con nosotros y comenzó el éxodo.
El trabajo político de base disminuyó, abandonamos nuestras causas y nos dedicamos a defender a un gobierno con más oscuros que claros, que desembocó en la trágica desaparición de los 43 normalistas el 26 de septiembre del año 2014.
Días después de esa tragedia Ángel Aguirre dejó la gubernatura, renunció al PRD pero dejó al interior del partido su grupo politico… Y desde ahí trata de influir en la vida del Sol Azteca guerrerense. Su forma de hacer política y su trayectoria le hacen mucho daño al PRD; porque igual tiene gente de su equipo en MC, en el PRI y en otros partidos.
Aquel presagio del 2010, nos ronda 14 años después.
Lo hizo en el 2018 y se prepara para hacerlo en el 2024, mientras sus candidatos fueron registrados por el PRD, él anunció su voto por Morena.
En las últimas semanas todas las señales que da es que está esperando que queden formalmente registrados sus candidatos a alcaldes y diputados locales, para que salga a decir “a la Presidencia de la República votaré por Morena”.
Recientemente el alcalde con licencia de Petatlán, Javier Aguilar (El Tocumbo) emigró del PRI a Morena para buscar la candidatura a una diputación federal, pero no tuvo éxito. Javier Aguilar es un cuadro aguirrista.
El alcalde perredista de San Marcos, Tomás Hernández Palma, es otro cuadro aguirrista. Lo recordamos dando cobijo al senador morenista Ricardo Monreal Ávila y a Marcelo Ebrard cuando éstos eran precandidatos por la presidencia.
Aguirre Rivero hace política acorde a sus intereses.
Sin embargo, en las últimas semanas ha puesto su nombre y trayectoria en juego: Es pública su postura a favor de Claudia Sheinbaum Pardo, a quien pondera en sus columnas políticas como la futura presidenta de México; la política de hace 40 años es muy predecible.
Aguirre juega con fuego, porque en el papel forma parte del Frente que impulsa a Xóchitl Gálvez, pero por debajo de la mesa apoya a la candidata de enfrente.
Esto fue revelado el día de hoy en el periódico El Sur, por el delegado de Morena en Guerrero, Héctor Ulises García Nieto.
Enviar señales de deslealtad pueden socavar la cohesión interna del PRD, y desequilibrar la negociación de las candidaturas en curso.
¿A qué juega Aguirre?, ¿con quien tiene su lealtad? ¿Otra vez votará por Morena? O esta vez si anunciará su adhesión al partido en el poder.
La lección de la elección del 2018 es que la gente quiere un cambio, de forma y de fondo en la política y en los políticos.
El político que busca quedar bien con todos. El discurso eufórico pero sin contenido, la política como sinónimo de engaño. Es lo que hartó a las mayorías. En esa ruta de renovación el PRD debe sacudirse figuras como Ángel Aguirre Rivero.
Llamo al PRD a tomar la decision política. Un político en medio de una crisis, puede asumir el papel de gavilán o paloma, pero no de avestruz.
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