En los penales Guerrerenses habitan 31 niñas y niños en espera que los reyes
magos les lleven de regalo sino la libertad de sus madres o las condiciones que
garanticen su calidad de vida y la integridad personal en esos penales, al
menos un juguete que les haga pasar algunos momentos felices tras las rejas.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) tiene registro de que en el
Cereso de Acapulco viven 17 menores, en el de Chilpancingo 9, en el de Iguala 4
y en el de Taxco 1, acompañando a sus madres.
Ninguna de las cárceles del estado tiene una evaluación positiva en aspectos
que garantizan una estancia digna, ni en los que garantizan la integridad
personal de los internos.
Su calificación es solo más alta que la de Tamaulipas y ligeramente más baja
que la de Veracruz, pero es la mejor que el estado ha logrado desde el año 2012
cuando obtuvo los mismos 5.92 puntos que siguen por debajo del promedio
nacional de 6.75 aunque con tendencia al alza según el reporte dado a conocer
en los primeros días de enero de 2020.
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