Por Miguel Ángel Arrieta
Como en política no hay coincidencias ni casualidades, la actualización observada durante las últimas setenta y dos horas en los escenarios de la pandemia del coronavirus, define que Guerrero y particularmente Acapulco no quedaron fuera de espacios de oportunismo político ocupados por personajes que buscan reflectores electorales en pleno flagelo sanitario.
El enfoque de linchamiento mediático, otorgado a los primeros llamados de las autoridades locales para restringir espacios de concurrencia ciudadana que representan núcleos de contagio; -bares, restaurantes, cines, plazas comerciales y salones de baile entre otros-, fue capitalizado desde diversos ángulos lo mismo por aspirantes a la gubernatura, que por uno que otro interesado en contender por la presidencia municipal de Acapulco.
En realidad, quienes descalificaron la decisión de la autoridad municipal para limitar el funcionamiento de ese tipo de establecimientos ante el elevado riesgo de transmisión de la enfermedad, optaron por convocar a una turba ignorante de la dimensión del alcance del coronavirus, sin otro propósito que el atraer la opinión pública a su favor como parte de su estrategia en la búsqueda de poder.
En lugar de convocar a integrar un planteamiento socioeconómico conjunto como lo planteó en su oportunidad Javier Morlet; una propuesta que permitiera compensar la pérdida de ingresos por cierre de negocios, al Senador Félix Salgado Macedonio y los síndicos Leticia Ortiz y Javier Solorio, les ganó el impulso de asumirse como defensores del interés colectivo ante la confusión y desinformación prevalecientes en el seguimiento a la pandemia.
Lo grave es, en el caso de Félix Salgado, la abierta intención de convertir en arranque de campaña el debate por la emergencia más severa que enfrenta el país; Salgado Macedonio grabó un video promocional donde hace su pronunciamiento político en la ventana ecológica del Papagayo, escenario emblemático para celebrar actos masivos en tiempos electorales.
Ahí, el Senador se declara opositor a las medidas recomendadas por el gobierno municipal para atenuar la curva expansiva de contagiados por Covid-19. Y un grupo de casi cincuenta seguidores le aplauden y vitorean.
Detrás de esa representación, se aprecian elementos de manipulación subjetiva, ya que en su papel de legislador Salgado Macedonio dispone de información suficiente para entender las capacidades y facultades de gobiernos estatales y municipales presionados socialmente por la urgencia de enfrentar la contingencia. Hasta el sábado que realizó su ato de campaña, Félix Salgado no había presentado en el Senado un punto de acuerdo, por lo menos, para exhortar a la Secretaría de Salud federal y a los gobernadores a rendir un informe público detallado de la infraestructura real hospitalaria de que se dispone para atender casos de gravedad por coronavirus.
De hecho, antes que los poderes de la Unión materialicen una estrategia de atención firme al problema sanitario, los gobernadores, entre los que se observa a Héctor Astudillo Flores y un grupo de alcaldes de municipios con destacada actividad productiva, tomaron la iniciativa de aplicar medidas orientadas a eliminar aglomeraciones que se traducen en centros de contagio.
Al final de cuentas, a Salgado Macedonio se le cayó el teatro veinticuatro horas después, cuando la Jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheimbaun comunicó la aplicación de medidas similares a las recomendadas tres días antes por la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo; cierre de cines, bares, restaurantes, salones de baile, teatros y centros de convenciones en la metrópoli.
Con esa determinación, Sheimbaun dejó el mensaje entre líneas de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no sancionaba a quienes adoptaban ya medidas extremas, antes de que se llegara a la denominada Fase II de la contingencia sanitaria.
En todo caso, Félix Salgado todavía tiene la oportunidad de aprovechar la tribuna de la Cámara alta para solicitar al presidente de la República un paquete de ayuda financiera destinada a apoyar a los miles de padres de familia que desde el fin de semana fueron retirados en “descanso voluntario”, sin goce de sueldo, de cientos de negocios de Acapulco, así como oxigenar la economía de los comerciantes y prestadores de servicios de la franja de playa.
Más allá de consideraciones político-partidistas, lo que procede a los integrantes de la clase gubernamental; gobernadores, legisladores, alcaldes, es construir una estrategia de unidad para enfrentar la pandemia cuyas secuelas más severas se esperan durante las siguientes dos semanas.
Por lo pronto, los gobernadores y alcaldes de diversas regiones del país, se adelantaron a la declaración federal de crisis para prevenir el desdoblamiento exponencial del virus, lo que en cierta forma contribuirá a desactivar parte de lo que viene.
Y lo que viene, si es de temerse.
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