Por Misraim Olea Echeverría.
En cada proceso electoral es común escuchar, y ahora con las redes sociales, leer sobre resultados de encuestas que hacen diversas empresas, en las que mencionan al mejor posicionado.
Las empresas encuestadoras nacionales y locales han perdido credibilidad por el abuso en su uso, en favor de el candidato que paga para saber en qué posición se encuentra.
Es muy conocido el dicho “el que paga la encuesta la gana” y pareciera ser cierto, en los últimos meses, aspirantes a candidatos han distribuido en diversos medios digitales los supuestos resueltos de encuestas, esto con la clara finalidad de ser quienes encabecen la aspiración de gobernar el estado.
El problema de los encuestas es que los resultados reales raramente son conocidos y en algunos casos ensucian los procesos electorales, porque a los ciudadanos de a pie solo nos queda la información que las personas a quienes seguirnos nos llega y al momento de la elección, los resultados pueden chocar radicalmente con lo que se nos había comentado.
Esto de las encuestas no es nada nuevo, lo nuevo es que cada semana nos bombardeen con resultados, que más que ayudar confunden y en el caso de quienes siguen a los aspirantes de MORENA, cansan a su militancia.
Los aspirantes a candidatos primero deberían dejar de ser aspirantes a políticos y entender que la encuestas se ganan en el territorio, quien ha caminado es conocido, quien ha ayudado es conocido, quien está presente es conocido. No hay otra fórmula.
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